Imagen de archivo. Castillo San Carlos. Frente del Castillo de San Carlos, 1930. Archivo Elsa Pico

El encuentro

Luego de la inspección efectuada en la línea aérea al sur, Antoine de Saint-Exupéry parte en vuelo de reconocimiento de la ruta a Asunción del Paraguay, inaugurada antes de su arribo. Estudiaba la posibilidad de crear una escala intermedia entre General Pacheco, en la provincia de Buenos Aires, y Asunción del Paraguay, antes de la de Monte Caseros, en Corrientes, que estaba ya en funcionamiento.

Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas

N de R: gran parte de este relato fue plasmado filmicamente en Oasis, la pelicula de Danilo Lavigne.

En dicho vuelo divisa en San Carlos, cerca de Concordia, un terreno que le parece apropiado. Desde lo alto no advierte que ese terreno tiene vizcacheras y, cuando aterriza, una rueda se rompe al calzar en una de las cuevas.

Según la investigadora Elsa Aparicio de Pico de la ciudad de Concordia, los acontecimientos que siguieron habrían sucedido más o menos de este modo: dos niñas se acercan y, en francés, se burlan del piloto. Saint-Exupéry se sorprende primero y luego les pide que vayan a buscar a sus padres. Viene el padre a recogerlo en un viejo Ford. Antoine se asombra de la amabilidad de esta familia francesa que lo invita a pasar la noche en su casa. Sucede que Paul Vachet les había ya advertido la llegada del nuevo director de la compañía, que vendría en su reemplazo.

¡Qué casa extraña! Compacta, maciza, casi una ciudadela. Castillo de leyenda que ofrecía, al trasponer el porche, un refugio tan apacible, tan seguro, tan protegido como un monasterio ...

Con estas palabras, Saint-Exupéry relata su primera visión de aquella casa. Aquí reaparecen las dos niñas que lo observan atentamente y le tienden la mano para luego desaparecer nuevamente.

Estaba divertido y encantado a la vez. Todo aquello era simple, silencioso y furtivo, como la primera palabra de un secreto ...

Al penetrar en la vivienda pudo advertir el estado ruinoso de la construcción, aunque "todo estaba pulcro, encerado, brillante". Sus deterioros, lejos de producirle una sensación de abandono, le inspiraban un sentimiento de misterio. La mansión le imponía respeto.

En aquella "casa de prestidigitación", las jóvenes reaparecieron a la hora de la cena. En determinado momento, Saint-Exupéry siente una especie de silbido debajo de la mesa. "Son las víboras " dicen las pequeñas, y muy tranquilamente le explican que ellas tienen su nido allí y que por las noches vuelven a dormir.

Frente del castillo de San Carlos en 1930 con habitantes del lugar. Archivo Elsa Pico

Esta naturalidad de las niñas, la afabilidad de sus padres, la vegetación salvaje, la tierra roja, así como el hechizo que la mansión ejerció sobre la fértil imaginación de Saint-Exupéry, fueron sobrados motivos para que cada vez que el piloto tomara la línea a Asunción, descendiera en Concordia para visitar aquel oasis entrerriano. La familia en cuestión era la formada por Georges Fuchs Vallon, industrial francés que había alquilado por el término de 30 años, a la Municipalidad de Concordia, el palacio de San Carlos, nombre por el cual era conocida dicha construcción. Las hijas se llamaban Suzanne y Edda Fuchs Vallon de 16 y 9 años, respectivamente.

Esta naturalidad de las niñas, la afabilidad de sus padres, la vegetación salvaje, la tierra roja, así como el hechizo que la mansión ejerció sobre la fértil imaginación de Saint-Exupéry

Fotografía: Mme. Fuchs Valon y Antoine de Saint-Exupéry Febrero 1930. Archivo Elsa Pico

Las princesas argentinas

El escritor volcó las impresiones de su primer encuentro con el castillo y sus habitantes en el capítulo V del libro "Tierra de Hombres" al que llamó "Oasis". Originalmente fue publicado con el título de Princesas argentinas en la revista Marianne del 14 de diciembre de 1932, a dos años de su partida de la Argentina. En este artículo incluye un episodio que no figura en el capítulo del libro y que también cuenta en el proyecto de guión para una película que elaborará años más tarde:

Las Princesas Argentinas: Suzanne y Edda Fuchs Valon en 1930. Archivo Elsa Pico

Saint-Exupéry, relata en ese episodio cómo una de las niñas (presumiblemente Suzanne) se encuentra un día frente a frente con una serpiente cuando ella estaba subiendo a un árbol.

Por unos instantes ambas quedaron inmóviles. La joven comenzó a hablarle y a pedirle que no le hiciera daño, ya que ella no había subido allí para lastimarla. La serpiente pareció entenderla y no le hizo nada, simplemente se limitó a mirar a la niña en su descenso del árbol.

Estado actual del Castillo de San Carlos, cerca de Concordia.

¿Qué se ha hecho de esas dos jóvenes? (...)Estaban mezcladas a algo universal (...)

El final del relato es llamativo. Se pregunta acerca de las niñas, que seguramente se han transformado en mujeres. El escritor no oculta su indignación al imaginar que el posible pretendiente de las jóvenes no llegara a comprender la magia que él les había descubierto: lo llama "imbécil que se lleva en esclavitud a la princesa". Lo cierto es que las dos jóvenes nunca se casaron y siempre vivieron en el entorno en el que Saint-Exupéry las había descubierto, rodeadas de plantas y de animales, como si la profecía del escritor les hubiera impedido encontrar hombres que vieran en ellas a las hadas del relato.

¿El Principito en Concordia?

Algunos estudiosos de su obra afirman que este episodio podría haber generado ciertas escenas del Principito. Existen en verdad semejanzas en algunos puntos:

Dibujo de Saint-Exupéry.
© Fundación Saint-Exupéry - Francia
  • Descenso del avión en un terreno casi desconocido
  • Avería que impide al piloto retomar el vuelo.
  • Sorpresiva aparición de las niñas en medio de aquel paraje hablándole en francés.
  • Ambas niñas eran rubias
  • Las niñas tenían una relación muy particular con todos los animales del lugar, relación que Saint-Exupéry pudo comprobar a lo largo de sus visitas.
  • El episodio de la serpiente habría tal vez inspirado el diálogo del Principito con ese animal.

Todo es posible en la imaginación de un gran escritor. Para reafirmar esta teoría y recordar el paso del piloto-escritor por esas tierras, la artista plástica Amanda Mayor realizó una escultura con la imagen del Principito, que se encuentra en las cercanías de las ruinas del castillo

Fotografía: Escultura "El Principito y su asteroide" de Amanda Mayo

Oasis en Hollywood

Me puse muy contento al escucharle hablar por teléfono de la casa de las jóvenes en la Argentina. Yo también tengo la impresión de que ella constituye un marco ideal, un centro magnífico para la parte de la historia que sucede en América del Sur. (...)

Con estas palabras, el cineasta francés Jean Renoir expresa su agrado, en una carta dirigida a Saint-Exupéry, por la inclusión del episodio de Concordia en un proyecto de guión. La idea surge en 1940, cuando el azar reúne a Saint-Exupéry y a Renoir en un mismo camarote del barco Siboney, que parte desde Lisboa hacia Nueva York. Llegan a Estados Unidos en calidad de refugiados, huyendo del nazismo. Ambos ya gozaban de popularidad en aquel país.

Fue en ese viaje donde Renoir lee Tierra de hombres. Su contenido lo entusiasma, pero necesita una historia que relacione todos los relatos incluidos en el libro citado para que sea posible plasmarlo en lenguaje cinematográfico. Le pide entonces a Saint-Exupéry la redacción de un guión. Una vez llegados a los Estados Unidos se separan. Renoir vivirá en Hollywood y Saint-Exupéry en Nueva York. En lugar de escribir sus ideas, Saint-Exupéry las graba y las remite a Renoir. A raíz de estos envíos surge una abundante correspondencia entre los dos creadores.

Tapa del libro "Querido Jean Renoir" proyecto de film de 1941 por Antoine de Saint-Exupéry inspirado en Tierra de Hombres. © Gallimard
Tapa CD Saint-Exupéry cuenta Tierra de Hombres a Jean Renoir © Gallimard

Tanto el texto de las grabaciones como el de la correspondencia intercambiada sobre el tema entre ambos fueron publicados en 1999 en un libro editado por Gallimard bajo el título ¨Cher Jean Renoir : projet de film enregistré en 1941 par Antoine de Saint-Exupéry d'après Terre des hommes¨. Se editó igualmente un CD con la voz de Antoine de Saint-Exupéry, recuperada de aquellos discos.

(...) Saint-Exupéry está imaginando toda una aventura entre esos hombres cuya característica es no tener hogar, de llevar una vida que ignora los brazos de una esposa que lo espera a la noche, y esas dos princesas de un mundo de hierbas locas, de serpientes y de iguanas. (...)

(...) La parte de su experiencia en América del Sur será la más importante del film. En mis conversaciones con Saint-Exupéry nos hemos detenido sobre todo en este punto. El asigna gran importancia a una estadía que tuvo en la casa de una familia argentina ubicada al lado de un campo donde había aterrizado.

(...) Bajo esta forma poco común, encontrará usted lo que me sedujo del libro: la posibilidad de presentar al público un ideal humano totalmente opuesto al ideal nazi

(...) Es el canto de esperanza de un hombre que afirma que entrando en contacto con la tierra y con los elementos los hombres se vuelven más grandes.

Las frases precedentes están extraídas de cartas de Jean Renoir enviadas a diversos productores de Hollywood, entre otros a los de la 20th Century Fox, para presentar el proyecto de film, y que figuran en el libro citado más arriba.

El guión relata las experiencias de un piloto que, afectado a la línea Dakar-Casablanca, es trasladado a Buenos Aires para ocuparse de las líneas de América del Sur. En el incidente de Concordia conoce a las hermanas y se enamora de la mayor. Incluye una escena de rivalidad con el inspector de la compañía, que también está enamorado de la joven. El piloto sabe que será trasladado nuevamente a Africa, y, a pesar del sentimiento hacia la joven, nunca se lo expresa porque no quiere hacerla sufrir con la separación que su trabajo le impondrá. Sabe que no puede arrancarla de aquel Oasis, que ella pertenece a ese lugar y que él está de paso.

El film, lamentablemente, nunca llegó a filmarse y Jean Renoir no pudo realizar, como él mismo lo afirmó, "el más bello film" de su carrera.